—Oye, ¿tú ya sabes cómo sacarás a tus mayores cuando llegue el momento?
—Dependiendo de lo que se tarde en camilla, silla de ruedas, con andador o en brazos.
Ilustración: Tumbrl, Autor anónimo.
—Oye, ¿tú ya sabes cómo sacarás a tus mayores cuando llegue el momento?
—Dependiendo de lo que se tarde en camilla, silla de ruedas, con andador o en brazos.
Ilustración: Tumbrl, Autor anónimo.
Os dejo por unos días. Tengo que acudir al Hospital de Día Médico del HUCA para que me administren el tratamiento habitual. Como veis, no todo es caos en los hospitales. El tratamiento me revuelve, no podré saludaros cada mañana como me gusta hacer, así que os dejo un poco de aliento para los días sucesivos con unas palabras de alguien a quien imitar: la naturaleza.
«Mientras permanecéis confinados, ha disminuido la contaminación atmosférica y acústica. Como agradecimiento voy a alegraros la vista y los oídos. Abrid las ventanas para mirar lo exultante que estoy; observad los árboles y los parterres, las flores, escuchad el canto de los pájaros. Aprended, cómo yo, a renacer con cada primavera.»
Cada vez que os dé un bajón acordaos de la fuerza de la naturaleza. Cuanto más cooperativos seamos, primero saldremos a disfrutarla.
Salud y hasta la próxima.
Ilustración: Fototeca Personal
-¡Pensar que yo disponía de este placer sin salir de casa, Rey!
-«¡Pobres humanos! Necesitan que les mate un virus para apreciar lo bueno de la vida».
Ilustración: Yayao Ma
Estos días pasados no pude saludaros, mi cuerpo requirió toda mi energía mental. Confío que vosotros sigáis como siempre confinados, libres del mal y con ánimo. Aprovecho el motivo por el que no publiqué para comentaros una situación consecuencia del confinamiento y de la que apenas se habla. Cómo estamos y nos sentimos los enfermos crónicos severos. Se habla de forma velada de «dependientes», siempre detrás de «Los mayores». ¡Pobres mayores, tan abandonados que los teníamos y mira tú ahora por qué cobran protagonismo! Los enfermos discapacitados estamos mal y nos sentimos mal. Estamos mal porque nuestros fisioterapeutas no trabajan, los hospitales han suspendido consultas y tratamientos, la alimentación especial escasea, faltan medicamentos, los que nos cuidan son personas mayores, las asociaciones de discapacitados a las que pertenecemos y que nos ayudan a realizar tareas administrativas, legislativas, psicológicas, talleres o actividades han cerrado sus locales. En definitiva, nuestras dolencias se acrecientan, nuestra dependencia aumenta, los remedios son menores, el aislamiento es mayor. No estoy hablando de mí, no creáis. Soy una enferma privilegiada y, si bien, me afectan un par de cosas de las anteriores, son otros mis problemas que por su excepcionalidad omito y muchas mis posibilidades de entretenimiento y comunicación, parte de las cuales todos conocéis. Pero por solidaridad quiero ser la voz de todas esas personas menos afortunadas que yo y cuyos problemas el covid 19 vino a acrecentar.
Imagen: Fototeca particular
-Ha tenido que pararse el mundo para que los humanos os deis cuenta de que si no vivís el hoy no llegáis al mañana.
Ilustración: Anónimo
-¿Tú sabes cuántas veces diez quedan para salir a la calle?
-No, yo solo sé contar hasta tres.
Ilustración: Jane Massey
-Ahora comprendo por qué mi abuelo decía que teníamos el privilegio de vivir en la «vieja Europa»
-¿Y cuál es el privilegio? Estamos viviendo el mismo problema que el resto del mundo.
-Que tenemos recursos para salir respetando el derecho a la intimidad.
-¿Qué te hace pensar que vamos a salir?
-Que cumplimos las normas que indica el gobierno.
Ilustración: Pascal Campion
La red está atestada, así que esta mañana os propongo, para pasar rápido el día, coger un papel y un lápiz (de madera y grafito) y hacer la siguiente operación. Escribid treinta en número, así: 30; debajo poned diez, en número también; a la izquierda de ambos escribid un guión corto; a continuación descontad la cantidad de abajo de la de arriba mentalmente (en su defecto podéis utilizar los dedos, prohibido tirar de calculadora). Si os aplicáis bien a la tarea, hallaréis el resultado de los días que, incluyendo el de hoy, nos quedarán de confinamiento. Así que ya sabéis, si queréis que falte menos poneos ¡ya mismo! a la tarea de descontar el de hoy. Eso sí, como acostumbráis: con disciplina, responsabilidad y humor.
Ilustración: Henry Bendel
-Lo que son las cosas, Victorio; al final eran más realistas mis novelas distópicas que tus ensayos científicos.
Ilustración: Anónimo
-¡Qué suerte tener un hermano bailarín!
-Ya lo creo, os haré descuento por ser familia.
-¿Descuento?
-No creerás que te vamos a pagar.
-Pues claro. Soy autónomo, estoy trabajando en casa.
Ilustración: Kanako
Pongamos que hablamos de las preferencias personales por un día de la semana. Yo soy partidaria de los lunes. Los lunes suponen el principio de algo. Me da igual iniciar una cosa que otra. Un comienzo siempre es prometedor. Porque, no nos engañemos, el inicio de algo malo no tiene día y nos pilla por sorpresa. De modo que comienzo este lunes dispuesta a iniciar con optimismo la segunda semana de las cuatro que permaneceremos confinados. Espero me imitéis. Cuidaos para para seguir encontrándonos aquí y en otros sitios como este. Ya sabéis: ducha, desayuno nutritivo adecuado al gasto calórico y a ocuparse en algo. ¡Venga! ¿A qué estáis esperando? Es lunes, el principio. ¡A levantarse toca!
Ilustración: Lucía Steward
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